Tecnología

¿Qué le pasa a la Xbox un año después de anunciarse?

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Llego un día tarde, porque tal día como ayer hace un año publicaba aquello de Xbox One y lo imposible y hacía esa promesa final de retomar el tema justo un año después. Mucho ha llovido en el segmento de las consolas de sobremesa en estos 366 días, y mis impresiones iniciales de la Xbox One han variado bastante.

El caso es que desde hace tiempo me reservaba esas impresiones para un post algo más detallado, pero no quería dejar de comentar que aquello de que «Microsoft lo ha bordado con esta consola» no parece tan cierto ahora. Su gestión del lanzamiento fue horrorosa, y sus dos grandes promesas diferenciales -Kinect y la gestión multimedia- parecen haberse quedado en un contundente segundo plano.

El tema es que eso no es necesariamente malo. En Redmond querían tratar de diferenciarse, y lo hicieron sobre todo con esa apuesta a un Kinect que no ha sido ni mucho menos diferencial. Pero han sabido dar marcha atrás para tratar de corregir sus errores. Primero, los que afectaron a su lanzamiento -y que han beneficiado ineludiblemente a la PS4, a la que le va bastante bien– , y más tarde, a los que afectaban a la propia experiencia de uso y a la satisfacción de los usuarios con temas como actualizaciones relevantes entre las que están Skype con soporte «snap», Twitch, los cambios en Xbox LIVE Gold, o el soporte de discos duros externos.

Al final la Xbox One parece haber asumido que  de momento los usuarios no quieren demasiados cambios. Les gustaba el modelo tradicional -ese que la PS4 ha defendido desde el principio- y en Microsoft creo que a partir de ahora tendrán más opciones para competir en un segmento que, la verdad, podía haber aguantado más con sus dos antecesoras. Ni los juegos -el FIFA 14 ha sido una gran decepción para mi, por ejemplo- ni esas características diferenciales están siendo demasiado aprovechadas en mucho caso. Pero al menos están ahí. Supongo.

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