Si usáis el correo electrónico, cuidado con lo que escribís, y a quién se lo escribís. O más bien, eliminad la segunda parte de la frase, porque lo que realmente importa es que tengáis cuidado con lo que escribes. Lo he aprendido más bien a las duras, pero no por haber metido la pata yo, sino por haber sido víctima de quienes la meten. Hoy ha habido un pequeño suceso al respecto, que no ha tenido mayor importancia.
Una persona, pongámosle C, me escribía un mensaje a mi (como es mi blog, me voy a asignar la A) sobre cierto tema. En realidad no era yo quien debía contestar, así que me puse en contacto con B para comentarle la situación, pero eso sí, con discreción, sin caer en la trampa de creer que el correo pueda ser inofensivo. En esas B me dice : «No te preocupes, A, que yo me encargo». Y ahí ocurre lo de siempre. Que B se despista, y en su respuesta a C incluye a su vez nuestra conversación. Una conversación de la que C nunca debió enterarse.
Como digo, lo de hoy ha sido una chorrez, sobre todo porque ni el tema era grave, ni la conversación revelaba nada raro. Todo correcto, sin incómodas descalificaciones o bromas que podrían quedar muy simpáticas entre A y B pero desde luego nunca si C se enterase. Eso, por supuesto, me ha pasado. Gracias, eso sí, al más profesional de los B’s que he conocido jamás. Un verdadero peligro a los mandos de un cliente de correo. Tan a menudo metía la pata este hijo de la gran B, que acabé recordándole en muchos correos que tuviese cuidado al contestar a C.
Pero ni por esas. C acababa enterándose muchas veces. Y seguirá haciéndolo.
Ya sabéis. Tened cuidado con lo que escribís. Ciertos comentarios es mejor reservárselos para una conversación cara a cara, o como mínimo una llamada o una sesioncita de chat.
Yo conozco un caso real de una persona, llamemosla A, que recibio un mensaje que nunca debió recibir de B donde la ponía a caldo y que se envio a varias personas del departamente y por error lo envió también a A.
Esto terminó en despido de A despues de mucho tiempo de sufrir mobbing y un juicio por despido improcedente donde A pudo demostrar gracias a esos correos el acoso que sufria en una de las mayores empresas de éste país.
Así es que al final esa equivocación al enviar el email no le vino mal.
Lo primero que pensé es que debías enviarlo cifrado, pero seguramente la incompetencia de B se las apañase para enviarlo descifrado.
Vaya, y yo pensando que habías programado algo en Java que accedería al hardware directamente sin pasar por el driver ni firmware escritos en C. xDD
Algo que a todo el mundo creo que le ha pasado 🙂
Y por qué no reconocerlo, algo en lo que todos la hemos liado alguna vez en nuestras vidas sin quererlo.
S2!!