Tecnología

Instagram y la necesidad de alternativas

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Hoy saltaba la polémica con la noticia de que Instagram había modificado sus términos de uso, y con ellos el mensaje que parecían transmitir es que las fotos que los usuarios suben a sus cuentas podrían ser vendidas a terceras partes con todo el beneficio para Instagram, que ni siquiera tendría que avisar al usuario del que usan sus fotos. En CNET fueron de los primeros en analizar la situación, y han seguido manteniendo que Instagram ha metido la pata hasta el fondo con una táctica que beneficia especialmente a alternativas como Flickr, un servicio que hasta no hace mucho parecía estar perdiendo fuelle.

El cambio en las políticas de Instagram no es casualidad: Facebook, que ya hizo de las suyas hace tiempo, parece haber vuelto a las andadas tras comprar Instagram hace pocos meses. En The Verge tratan de apaciguar las críticas indicando que los términos que entrarán en vigor el próximo 16 de enero de 2013 no son tan maquiavélicos como parece, y que en realidad protegen más al usuario, y no al contrario, pero el daño ya está hecho, y es probable que ese fallo en comunicación -que sus propios responsables acaban de clarificar– tenga consecuencias directas en el futuro éxito de Instagram.

No soy usuario de Instagram. Probé el servicio cuando sacaron la aplicación para Android y entiendo que tenga su gracia para los usuarios móviles, pero como otros servicios web, hay que tener un poco de sentido común a la hora de usar esos servicios. Ya he comentado en alguna ocasión que entiendo perfectamente que Google registre mi actividad para ofrecerme publicidad contextual más adecuada, así que no tengo ningún problema con Gmail o con otros servicios de Google. Si buscara la privacidad y el control total acabaría montándome todo tipo de servicios en un servidor propio, pero eso acabaría siendo un pequeño infierno para el usuario.

De hecho, esta tarde he instalado por probar un OpenPhoto en mi servidor de hosting. El servicio, que está muy de moda porque permite centralizar todas las fotos que publicamos en Flickr o Facebook, funciona bastante bien salvo cuando buscamos algunas opciones si lo hospedamos en nuestro servidor -de hecho, la opción de importación desde esos servicios no existe, o no está accesible de forma sencilla- pero está claro que demuestra una vez más que el que quiere alternativas, puede encontrarlas.

El problema es que todo ese control y esa capacidad de mantener nuestros datos a buen recaudo tiene un precio que no muchos están dispuestos a pagar: el del tiempo que necesitaremos para montar y mantener de forma adecuada todos esos servicios alternativos. A algunos les compensa, desde luego, pero lo cierto es que la inmensa mayoría de los usuarios acabará (acabaremos) haciendo esas famosas concesiones que nos ahorran muchas molestias y que, eso sí, nos acaban convirtiendo poco más o menos en eso que CNET afirmaba: el producto a vender.

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3 comentarios en “Instagram y la necesidad de alternativas

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