Hace un par de años cuatro jóvenes estudiantes sorprendieron al mundo con una propuesta valiente: la de desarrollar una red social descentralizada y libre del gran problema que entonces asolaba a Facebook, la privacidad. Llegaron justo a tiempo, y la expectación generada provocó que lograran recaudar dinero para sufragar los costes del desarrollo –públicos y transparentes– y comenzaran con mucho ímpetu a tratar de cumplir sus ambiciosos objetivos.
Sin embargo, el desarrollo no fue del todo bien. Durante el primer año apenas hubo anuncios por parte del equipo, con posts oficiales muy poco frecuentes que hacían que el público se preguntase qué estaban haciendo, y que evitaron que se mantuviese el interés. Tras la liberación del código fuente comenzaron a surgir los primeros pods (nodos de esa red social descentralizada), pero solo algunos de ellos lograron captar el interés de los usuarios, y de hecho el más importante (por ser el oficial), www.joindiaspora.com, solo estaba disponible a través de invitación. El lento despliegue de esos nodos y la poca información que existía sobre cómo instalar o hacer funcionar Diaspora tampoco ayudaron a popularizar una red que tenía sus opciones.
De hecho, la aparición de Google+ demostró que el trabajo de Diaspora -parte del cual se usó en la red de Google en apartados como el diseño– iba por buen camino, pero quizás precisamente por la aparición de Google+ (una alternativa muy interesante a Facebook para muchos) Diaspora perdió interés. Las actualizaciones del blog eran igual de escasas, y los avances -que los había, sin duda- pasaron de forma silenciosa al servicio, sin que (casi) nadie supiera en ningún momento si Diaspora había logrado lo que pretendía a nivel funcional o no.
Probablemente el varapalo de la muerte de uno de los fundadores del proyecto fuera otro de los obstáculos cruciales para seguir trabajando en un proyecto que no cuajaba ni siquiera entre los usuarios. Y supongo que eso y el interés que ahora tienen en su segundo proyecto (Makr.io) ha hecho que decidan finalmente ceder el testigo (por no decir otra cosa) a la comunidad de usuarios.
No tengo ni idea de si habrá interesados en continuar el trabajo original, pero tal y como están las alternativas actuales me temo que el desarrollo de Diaspora tiene un futuro muy negro. Personalmente usé Diaspora de forma (muy) ocasional, pero es evidente que esta red social sigue teniendo su chispa. Porque el control sobre los datos es total (como otros proyectos Open Source tipo OwnCloud o WordPress, somos dueños de lo que almacenamos en nuestros servidores, y también lo es el de la privacidad.
Lamentablemente, dudo que esas buenas prestaciones sean suficientes para sacar a flote un proyecto que da mucha pereza rescatar.