Interesantísima la reflexión de Benjamin Humphrey (gracias a rosgori por descubrírmela), uno de los editores de OMG! Ubuntu!, que hace unos días publicaba un post titulado ‘When «Free» in Free Software doesn’t matter‘ (‘Cuando «Libre» en Software Libre» no importa’), y en el que expresaba un argumento especialmente singular, sobre todo viniendo de una publicación dedicada enteramente a Ubuntu y el software libre.
Hace mucho que los usuarios de Software Libre y de software Open Source nos sentimos orgullosos por la filosofía de este tipo de proyectos. El desarrollador (o equipo de desarrolladores) no solo nos cede la aplicación de forma libre (lo que en muchos casos suele conllevar que sea gratuita) para usarla: también nos cede el código para -con ciertas limitaciones- modificarlo a nuestro antojo. Pero hay un problema.
Que el hecho de que sea Software Libre no implica que sea buen software.
De hecho, seamos sinceros: hay aplicaciones Open Source que son una castaña. Todavía no he encontrado un editor de vídeo medianamente decente -aunque la cosa va mejorando afortunadamente- y la misma historia se repite a lo largo y ancho del catálogo Open Source. Hay mucho, pero dentro de ese mucho hay mucho malo.
Afortunadamente también hay bastante bueno, y el ejemplo perfecto lo ofrece el autor del post original, que escribe sobre el navegador de Mozilla:
A useful example is Firefox: it€™s downloaded for no cost, but does the average user understand how free it is? Or did she stop reading at €œDownload Now?€ Also ask yourself why is she using Firefox? Because it is good software and she got itfor no cost and it has a good reputation. In most cases anything else is irrelevant.
Así es: no importa que Firefox sea Open Source. Al menos, no le importa a la inmensa mayoría de la gente que lo usa, y lo mismo ocurre con Chrome, el navegador desde el que escribo esto, y que está basado en el proyecto Open Source, Chromium. En ambos casos mola mucho poder decir que usamos un desarrollo Open Source, pero lo realmente importante es que estamos usando software bueno (muy bueno), y el tema de su apertura o no apertura no le importa a casi nadie.
Lo que nos lleva a la conclusión a la que quiere llegar Humphrey en su artículo: para convencer a todo el mundo de la calidad del software Open Source, hay que dar ejemplos que certifiquen esa calidad. Firefox, Chromium o distribuciones Linux como Ubuntu -y otras muchas- lo hacen, y poco a poco la gente va conociendo estas soluciones por su eficiencia y su facilidad de uso. Ya no importa que sean libres o no. Funcionan, y lo hacen bien. Lo mismo podría decirse de aplicaciones propietarias: la gente paga por ellas (o las piratea, que también) porque funcionan muy bien. Y esa es la clave.
Y si además son Open Source, pues mejor que mejor. Porque eso permitirá que la comunidad de usuarios –esa a quien sí le importa que el software sea libre– trabaje en mejorar estos fantásticos productos gracias -ahora sí- a las libertades que concede el software libre.
Ole.
Precisamente iba a comentar lo que dices en el último párrafo: que un software sea libre o no importará a las personas que quieran «meter mano» a dicho software. Al resto de mortales les importará si funciona o no, y si cumple sus expectativas: quiero hacer X, y este software (que da igual sea libre o no) lo hace, pues entonces lo uso. No hay más.
Lo que no se da cuenta la gente (y tampoco es para ir «evangelizando» a todos), es que si ese software no fuera libre (Firefox, Chromium, Ubuntu, por poner tus mismos ejemplos), quizás no fueran tan buenos como lo son, ya que reciben mucho «feedback» de la comunidad, parches, etc., que siendo no libres, no recibirían, o no tanto.
Te pongo otro ejemplo de software libre que ofrece muy buenas características que muy pocos le pueden hacer frente: VLC.
Saludos!
Creo que nos confundimos. Una cosa es que no sepan que implica que sea libre y otra que no les importe.
Me explico, si yo no se de fútbol y tengo la necesidad (jejeje) de consumir fútbol, pues no seré capaz de distinguir un partido bueno de uno malo. De hecho, consumiré el partido mas barato, con mas fama o al que consiga animar mas a las aficiones. No voy a apreciar en ningún momento la calidad del juego.
Si aprendo a apreciar el fútbol, ademas de consumir fútbol, tengo un añadido y apoyaría a los equipos que hacen buen fútbol de calidad y este apoyo re-alimenta el engranaje y provoca mejor futbol, incluso, no me debería importar si juegan Madrid o Barça (por el tema de marcas y prestigio, porque quien va a comparar a una «caótica comunidad de desarrolladores independientes» con Adobe, por ejemplo), sino la calidad del fútbol.
Si lo que quiero es un espectáculo que me entretenga, puede que ni siquiera necesite el fútbol.
En mi opinión, el software libre es, sin duda, la mejor opción para los que apreciamos el buen software.
PD ni siquiera me gusta el futbol xDD
Hay un factor que no tienes en cuenta cuando hablas del software libre y open source, y ese factor es el de animo de lucro. En muchos casos el software privativo es de pago, cosa que me parece muy normal y que no suele dar problemas, en otros casos entramos en versiones shareware o freeware pero de código cerrado, que en muchos caso suelen añadir cosas «extrañas» a nuestros ordenadores, en el mejor de los casos pueden ser molestar barras en nuestro navegador, en el peor de los casos algún rootkit.
Esto normalmente con el software libre y de código abierto no pasa, y eso para mi es una garantía.
Coincido completamente con el título del artículo. Y tengo el ejemplo de un software libre que es una castaña como un castillo. OpenProj pretende ser la «alternativa» para los que no usamos Windows y no disponemos de MS Project. Pues OpenProj es una auténtica mierda. No funciona ni medio bien.
Que sea libre o sea opensource no garantiza ni la calidad ni la funcionalidad. No olvidemos que los grandes proyectos opensource en realidad tienen el respaldo de «alguien» y no sólo de la comunidad. Las aportaciones de la comunidad pueden ser muy valiosas pero no son tan numerosas como podemos pensar. En los proyectos de calidad, las aportaciones de la comunidad son valiosas porque añaden correcciones o funcionalidades interesantes, pero cuando el software no es de calidad lo que aporta la comunidad es «agua de borrajas» porque lo «gordo» no avanza.
Hay muy buen software libre, pero hay mucha más bazofia, lo que pasa es que normalmente no llegamos a conocerla porque no cuaja y sólo nos llegan las recomendaciones positivas.
Y es que cuando uno cobra por el software, puede dedicarse a desarrollarlo, mejorarlo y evolucionarlo. Cuando uno lo hace por amor al arte, tiene que ganarse la vida de otra manera así que los recursos que puede dedicar a desarrollar, mejorar y evolucionar son más limitados. Y dependiendo de la trascendencia del proyecto contará con más gente dispuesta a colaborar o no. Así que como siempre, entramos en un pseudo mercado de oferta-demanda sin ánimo de lucro. Un software con demanda se beneficiará de la colaboración de mucha gente, mientras que otro minoritario recibirá la atención de muchos menos desarrolladores.
Pero vamos a ver, ¿es que acaso no existe software de pago malo?
Últimamente, (y lo digo sin querer ofender), por aquí (me refiero a este blog), lo unico que se dicen son tonterias.
¡¡¡¡QUE VUELVA INCOGNITOSIS YA!!!!!!!
– Que sea Libre o privativo
– Que sea de calidad o no
Esas dos son las características que estáis discutiendo.
Pues yo a día de hoy veo una tercera característica que me hace pensarme si emplear uno u otro software independientemente de estas dos:
Que sea portable o no.
Lo veo casi tan importante como las anteriores.
S2!!