¿Cómo elegimos lo que queremos en un restaurante? ¿O la ropa que compramos? ¿O el portátil que nos vamos a comprar? ¿O el nombre de nuestros hijos e hijas? Es lo que trata de dilucidar el libro «The Paradox of Choice – Why more is less» de Barry Schwartz, que no me he leído pero cuya idea central sí que he podido conocer gracias a un interesante artículo a la Wikipedia.
Ese artículo habla de un principio fundamental del proceso de elección: demasiadas opciones perjudican. «Eliminar las opciones para el consumidor reduce la ansiedad del comprador«. Una idea clara, racional y coherente que luego es refrendada por varios análisis. Por ejemplo, cómo elegimos. Es curioso saber que por ejemplo diversos estudios revelan que la mayoría de la gente da mayor importancia a las «evidencias anecdóticas» que a las «evidencias expertas». Yo no llamaría a mi hijo o hija de tal manera, no porque ese nombre me parezca más o menos feo: a menudo es por las anécdotas de la gente que conozco con ese nombre. Curioso.
Es una de las ideas que transmite esa paradoja que al final es válida en todos los campos y que a mi me recuerda especialmente a uno del que ya he hablado -¿recordáis los tarros de mermelada?- y que es el ejemplo perfecto: el número de distribuciones Linux. ¿Hay demasiadas? Bueno, según se mire. ¿Es eso perjudicial para el usuario medio? Seguro.
Las opciones son buenas. Claro que sí. Pero demasiadas opciones, como afirma el artículo de la Wikipedia, no tienen porqué ayudar. Más es menos, y lo demuestra una vez más ese ejemplo de la gran variedad de distribuciones Linux que sí, nos permiten diferenciarnos hasta el límite de otros usuarios y buscar una experiencia personalizada, pero también perjudican ese objetivo soñado de que Linux se convierta en una alternativa real en el mundo de los ordenadores de sobremesa y portátiles.
Curiosamente, Linux triunfa en el mundo de los servidores, pero allí la variedad de distribuciones es ridícula. Un estudio de w3Techs revela que las protagonistas, por orden, son claras: CentOS, Debian, Red Hat, Ubuntu, Fedora, SuSE, Gentoo, Mandriva y TurboLinux. Hay alguna por debajo del 1%, claro, pero su uso real es insignificante para considerarlo significativo. Y quizá por esa razón Linux sí triunfa en servidores: hay menos elección, y, por tanto, menos confusión. Cuidado: no estoy diciendo que haya que hacer desaparecer esas opciones tan minoritarias. No, si lo que se quieres facilitar la elección del usuario.
¿Recordáis el pitote que se montó cuando dijeron lo de las 7 (o eran 9) ediciones de Windows Vista? Mucha risa, mucha broma, pero nadie pareció protestar por las 320 distribuciones activas -según DistroWatch, que también nos recuerda que hay 680 registradas en total en su BBDD- que existen en el mundo Linux y que hacen que la mayor parte de la gente acabe tirando por una de las famosillas. Yo mismo, que he probado unas cuantas a lo largo de estos años, he perdido totalmente el interés en ese mundillo de pruebas del «a ver lo que nos trae esta distro». ¿Qué hago al final? Tirar por lo malo conocido. Por la «evidencia anecdótica». Nada como una buena -o mala, repito- Ubuntu, o una openSUSE, o quizás una Fedora para tirar millas.
Otro ejemplo, al otro lado de la balanza. ¿Cuántas opciones da Apple en el segmento de los sistemas operativos? ¿Y triunfan? Un poquito, ¿no? Pues eso.
Más es menos.
(Imagen: Choose Pill, por rockyspringsster para DeviantArt)
Ya lo dijo Sartre… condenados a ser libres. Y yo digo, presos de nuestras elecciones. Si recordáis la escena de Matrix Reloaded, donde el Oráculo le explica a Neo que somos los que somos como consecuencia de nuestras elecciones…
Hay veces en que es bueno tener donde elegir, y cuanto más mejor… y otras en las que no. Normalmente cuando somos entendidos en la materia relativa a la elección más opciones significan más libertad. Cuando no dominamos el ámbito de la elección, más opciones significan más dudas y más percepción de poder equivocarnos.
Gracias por los enlaces, mourelle 🙂 , Iñigo, y por la reflexión filosófica Alex. Nos estamos poniendo serios en este blog 😉
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