Tecnología

GPT-5 y la comoditización de la IA

Seguro que recordáis cuando hace unos años esperábamos con muchísima expectación los lanzamientos del nuevo iPhone, el nuevo Samsung Galaxy o el nuevo Pixel. Aquello eran verdaderos acontecimientos.

Pero con el tiempo la expectación se relajó. Los móviles ya no sorprendían. Eran (son) productos maduros que se habían convertido en una commodity. Algo común, fácilmente intercambiable, sin demasiada diferenciación. Algo casi aburrido. Pasó antes en todos lados, incluido el mundo tecnológico. El PC se volvió una commodity, internet y los servicios web también. Todo era casi siempre un más de lo mismo. Había cositas curiosas, alguna novedad original, pero la esencia siempre era la misma. Era demasiado difícil sorprender.

Pues bien: eso está pasando con la IA. Se está convirtiendo en una commodity. Durante los últimos dos años y medio hemos visto cómo los lanzamientos en este ámbito no paraban de alucinarnos. Llegó DALL-E, qué flipe. Llegó ChatGPT, pero qué c*** es esto. Y luego fueron llegando más modelos y más sorpresas. ;idjourney y sus imágenes hiperrealistas, Claude o Gemini como competidores notables de ChatGPT, Llama como pionera de la IA Open Source, Perplexity enseñándonos el futuro de los buscadores, Grok y su falta de censura, Suno y las canciones, IAs que clonaban voces, Veo 3, DeepSeek R1, las imágenes Studio Ghibli de ChatGPT, Cursor y el auge del vibe coding… y guiños a lo que aún no funciona tan bien pero apunta a un futuro espléndido, como los agentes de IA tipo ChatGPT Agent o Perplexity Comet.

Cada uno nos fue mostrando cómo estaban cambiando las cosas y cómo cada vez más la IA generativa es capaz de hacer cosas impensables. Bien ayudándonos a hacerlas, o bien haciéndolas directamente, aunque fuera con fallos. Lo curioso es que toleramos esos fallos y alucinaciones. Ya los vemos hasta medio normales. ¿Os imagináis que Google o Facebook hubieran metido así la pata con sus buscadores o redes sociales? Los hubieran tenido que cerrar y hubieran dado la oportunidad a otros para hacer las cosas bien. Pero ahora no: ahora aceptamos que estas IAs sean maravillosamente imperfectas.

Eso, de hecho, casi nos tranquiliza.

Sin duda queda margen para la sorpresa y el «efecto wow«, pero parece que se nos acaba el fuelle. Desde luego es lo que parece tras el lanzamiento de GPT-5, del que llevamos meses (¿años?) hablando pero que tras aparecer al fin, la verdad, nos ha dejado un poco fríos. Esto se parece más a un GPT-4.6, porque las mejoras —que las hay— no parecen extraordinarias. No hay un salto cualitativo increíble, al menos a priori, y el modelo simplemente es algo mejor que sus predecesores. ¿Cuánto? Según los benchmarks, no mucho.

Pero frente a esa mejora incremental, cositas. Por ejemplo, que ChatGPT ya elige él solito qué modo de funcionamiento adopta para usar GPT-5 en su variante más potente o no. Y para mí, algo especialmente importante: que las alucinaciones reducen un 80% las que sufría por ejemplo o3. Eso es una buena noticia, porque lo que más necesitamos ahora mismo es fiarnos de la IA, y es casi imposible hacerlo.

Sea como fuere, este es un paso más de OpenAI en su objetivo de ganar esta carrera de la IA. Lo comentaba en Xataka hace un par de días. Me cito, que siempre mola:

Microsoft y Apple definieron el segmento del PC y lo convirtieron en una commodity. El ordenador se convirtió en algo estándar, común y fácilmente intercambiable, sin demasiada diferenciación. Quienes acabaron ganando esa batalla, no obstante, fueron Microsoft e Intel, que se llevaron buena parte de los beneficios.

Luego llegaría el móvil. Está claro que quienes han ganado este segmento han sido Apple (con iOS) y Google (con Android), pero cuidado, porque quienes lo definieron fueron dos empresas. La primera, la citada Apple, que además triunfó con el paradigma de la App Store y ha acabado llevándose cerca de la mitad de los ingresos. La segunda, una empresa en la que quizás no muchos hubiérais pensado: Amazon.

El gigante del comercio electrónico acabaría impulsando la nube con sus Amazon Web Services, y también acabó convirtiendo esa nube en otra commodity. Y como ocurrió con Microsoft y el PC o con Apple y el móvil, Amazon acabó acaparando buena parte de los beneficios de la nube. Una nube a la que accedemos constamente (por ejemplo, a través del iPhone), pero a la que ni siquiera prestamos demasiada atención: está ahí y funciona, como antes el PC y ahora el móvil. Como explicaba el analista Ben Thompson en Stratechery, son todo commodities.

Pues bien, hay quien espera que la IA se acabe convirtiendo en otra commodity. Que este segmento por el que ahora compiten multitud de empresas acabe convirtiéndose en (quizás) un duopolio como el que crearon Microsoft e Intel en el PC o Apple y Google en el móvil. Los modelos fundacionales son el nuevo PC/móvil, y aunque hay candidatos fuertes para acabar ganando esa carrera, todo está aún por definir.

Y no tengo mucho más que decir. Al menos por ahora. Veremos si GPT-5 convierte la IA en una commodity. Si lo logra —que no lo parece, aún no—, habremos cambiado de velocidad. Una en la que antes todo eran wows y ahora son «esto es un más de lo mismo». Y eso todavía no toca. Seguro que no.

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