El pasado fin de semana se me ocurrió ver ‘Desafío total’ con mis niños. La original, claro, la película de 1990 dirigida por Paul Verhoeven y protagonizada por Arnold Schwarzenegger y Sharon Stone. El remake que Colin Farrell protagonizó en 2012 solo molaba por Kate Beckinsale, obviamente.
El caso es que la localicé en Prime Video, pero cuando fuimos a ponerla, problemón: comienzan a hablar, y me doy cuenta de que solo está en inglés. «Vaya», les digo a mis niños, «bueno, vamos a verla en plan desafío, en inglés y con subtítulos en inglés». Al ir a elegir los subtítulos, sorpresa: solo estaban en francés. Bien por Amazon. Menos mal que un amigo se la descargó rápido y me la dejó. Fiu.
Hacía años que no la veía, y el caso es que desde el primer momento me quedé alucinado con los efectos especiales. Que sí, que están a años luz de lo que se logra ahora. Que sí, que Kuatu se parece a Jordi Pujol (hay quien dice que el parecido no era tan casual). Y que sí una vez más: hay cosas cutres.
Pero con todo y con eso, la presencia de efectos especiales en algunas escenas es alucinante. Los más destacables son probablemente los de la pasarela de rayos X de la entrada al metro, que está lograda al máximo y que tiene sus propias meteduras de pata: el perro que sale andando en realidad se quedó haciendo caquita detrás de la pasarela, así que se las tuvieron que ingeniear para renderizarlo por software y luego montarlo todo.
Hay detalles por todos lados que como suele suceder en películas de ciencia ficción, combinan tecnología flipante con elementos actuales (o antiguos). La recepcionista que se pinta las uñas a golpe de stylus se pone luego rápidamente en su ordenador último modelo con impresora acoplada al teclado.
Justo en esa escena hay más guiños a tecnología que hoy consideramos «convencional». La videollamada local al tipo que vende las vacaciones y recuerdos virtuales se produce poco después de que el bueno de Arnold llegue al centro comercial y consulte en una pantalla informativa dónde está esa tienda en particular. Eso, os lo aseguro, no existía en 1990.
Luego hay un momento muy ‘metaverso’ cuando elige tanto el tipo de «vacaciones» que se quiere pegar como la chica con la que quiere vivirlas, y aunque ahí la tecnología aplicada es trivial (una tele mostrando imágenes en wireframe) una vez más el efectismo es perfecto.
Lo que desde luego no está tan logrado es lo del coche autónomo, con los Johnny taxis (‘Johnny Cab’) recordando un poco a ‘Max Headroom‘, pero sobre todo con unos coches que parecían de cartón piedra. Desde luego ahí no debieron contar con mucha ayuda porque vaya tela lo cutre que era el cochecito.
Siguiente escena flipante: los hologramas para aprender a jugar al tenis. Una vez más, alucinante lo natural y bien logrado que está el efecto. Casi parece posible hacer algo así, pero estamos en 2022 y tenemos una mala alternativa (al menos, de momento) en la realidad aumentada. Ese efecto es el mismo que luego usa con la pulsera que crea un holograma de sí mismo, y que desde luego es igualmente espectacular cuando por fin lo usa. Eso sí: la primera vez que lo hace, con todos disparando al holograma, deberían haberse matado entre sí la mayoría de soldados y por alguna razón todos salen indemnes.
La escena en la que se saca el localizador es también bastante brutal (y nosostros nos quejábamos de la maldita prueba del covid con el hisopo en la nariz). Menos creíble es el disfraz que usa para superar las aduanas en Marte, que canta bastante. Aquí le hubiera venido hablar con Tom Cruise, que en las pelis de Misión Imposible tenía eso superado.
Luego, más mezclas de tecnologías que tendríamos con otras que parecen no cuadrar en una peli del futuro. Bien por el sistema de check-in del Hilton en Marte con tarjeta identificativa, pero… ¿una grapadora y un reloj despertador ahí encima del montor? Uhm.
No incluiré aquí imágenes de la chica con tres pechos para evitar contenidos pornográficos, pero debo reconocer que daba bastante el pego 😉
A partir de ahí los efectos son ya parte secundaria salvo por la citada aparición de Jordi Pujol Kuato y por las escenas finales —que repiten las del inicio de la película— con los protas expuestos a la atmósfera marciana y a punto de morir con los ojos saliendo de las órbitas.
Ese efecto es también bastante de segunda o tercera división y ni merece que lo incluya en el repaso, pero todo este pequeño recorrido me hace pensar que la gente que se dedicó a los efectos especiales en aquella película hizo verdaderas maravillas con la tecnología que había en aquella época. Si queréis echar un vistazo al Making Of, os lo dejo aquí (hay alguno más dedicado a los efectos especiales):
Recordad: apenas se hacían cosas decentes en animación y efectos especiales en esos momentos. Michael Jackson grabaría ‘Black or white’ en el 91, y ‘Terminator 2’ —sencillamente alucinante en cuanto a efectos especiales— también se estrenaría ese año. ‘Jurassic Park’ llegaría dos años más tarde, en el 93, así que la verdad, para su momento de estreno creo que ‘Desafío total’ es una película esplendorosa en cuanto a efectos especiales. No digamos historia. Y no digamos Sharon.
A mis niños, por cierto, les flipó. Como los rockeros, las buenas películas (y sus efectos especiales) nunca mueren.
Las comparaciones son odiosas, pero la frescura que tiene la original no la tiene el remake ni de lejos.
Correctísimo.
*Pujol, Puyol era otro, un crac.
Buen análisis. La vi con 8 o 9 años y me dejó el culo torcido.
Ostras, tienes razón. Corrijo. Fíjate que yo noté lo del culo el otro día también 😛
Y no olvidemos el tema de la peli para empezar el previo de los partidos de fútbol de canal plus
No tienes que desempolvar cintas como Desafío Total para ver ese tipo de cosas. Coge simplemente la saga galáctica de George Lucas. Pasamos de un pasado hipertecnológico en las tres primeras para ir «hacia atrás» a la tecnología ochentera en las tres siguientes para volver otra vez a lo hipertecnológico en las tres últimas.
Pues sí. Pero a mi me sorprendieron los efectos, el otro tema de mezclar viajes en el hisñperespacio con escopetas está ya muy trillado.