Tecnología

Harry y las fugas de cerebros

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Al Sr. Cook la siesta no le había sentado bien. No estaba seguro de si era miércoles o jueves, y tampoco de qué hora era —las 17.05 de una tarde veraniega que rozaba lo otoñal—. Se quedó un rato ausente, agobiado. Ostras pedrín, pensó. Mal vamos.

Pronto se rehizo y llegó su enfermera robótica para avisarle de que alguien le estaba esperando.

—Es ese periodista, Sr. Cook, el de siempre.

—Ah, ¿Harry? Hágale pasar, por favor.

Harry llegaba puntual y como casi siempre, risueño. Al Sr. Cook le caía bien, y tampoco es que ya tuviera mucha importancia lo que pudiera contar. Le gustaba dar por fin su perspectiva de aquella etapa que marcó su vida —y la de millones de usuarios— durante varios años.

Harry parecía tener prisa.

—Hola Sr. Cook —dijo sonriente—. Tendrá que disculparme, pero hoy tengo un poco de prisa.

—No pasa nada Harry, venga vayamos al grano. ¿Sobre qué querías hablar hoy?

—Lo cierto es que tenía unos cuantos temas sobre la mesa, pero creo que sería buena idea de hablar de aquellos iPhones con el número chungo.

—¿El número chungo?

—Sí, ya sabe Sr. Cook. El 13. Mal número si no crece.

—Jajaja —rio el Sr. Cook—. Bueno, creció, como bien sabes.

—Ya lo creo que lo hizo. Y a lo bestia. Pero antes, hablemos de aquellos iPhone 13. Tengo una duda.

—Qué raro en ti, Harry —contestó el Sr. Cook con sorna. Ya se encontraba mejor, y su pequeño despiste había desaparecido de su memoria—. Cuéntame, cuéntame.

—Pues quería que me hablara de los iPhone 13, pero sobre todo de su SoC, el Apple A15.

—Ajá.

Harry hizo una pequeña pausa y miró al Sr. Cook, que tenía más tablas que la casa de la pradera. Ese «Ajá» era tan solo una señal de que estaba preparado para responder a cualquier pregunta y salir del paso: lo había hecho toda su vida como CEO de Apple, y un humilde periodista de revista no iba a pillarle en un renuncio.

—Verá, el caso es que el A15 era un poco castaña, ¿no?

—Pero hombre Harry, qué me estás contando. Era un SoC estupendo.

—Bueno, quizás lo fuera en términos generales, pero fue la primera señal de que quizás, solo quizás, su marcha imperial en el terreno de los procesadores tocaba a su fin. Con sus SoC para móviles (A12, A13, A14) las diferencias con los competidores eran brutales, pero incluso el salto generacional entre uno y otro era significativo. Unos meses antes Vds. habían presentado el chip M1, una auténtica revolución. Y de repente, este chip, que no tenía ni chicha ni limoná.

—Hombre, tampoco es para tanto. Es cierto que el avance no era tan claro, pero…

—Venga Sr. Cook, que nos conocemos, no intente escapar. En el evento de presentación de los iPhone 13 hicieron algo muy extraño: al hablar de los Apple A15 no los compararon con la generación previa, como solían hacer: los compararon con la competencia, algo que jamás hacían hasta entonces.

—Ahí es cierto que cometimos un error. Quizá debimos ser más francos y reconocer que el salto generacional entre el A14 y el A15 no era tan significativo como muchos hubieran esperado.

—No era nada significativo, Sr. Cook. Los datos mostraban que la ganancia de rendimiento era prácticamente idéntica si comparábamos el A12 con el A14 y el A12 con el A15. Eso es bastante triste, sobre todo teniendo en cuenta que pasaban de un chip con 11.800 millones de transistores a uno con casi 15.000 millones. ¿Para qué tanto transistor?

—Evidentemente, no en la CPU. Nos centramos esa vez en la GPU y en el Neural Engine, que nos permitió ofrecer por ejemplo un montón de opciones como…

Harry le cortó.

—Sr. Cook, perdone pero se está yendo por las ramas de los limoneros esos que tienen ustedes en el campus de Cupertino. Tiene que reconocerme que tenían un problema gordo.

El Sr. Cook miró a Harry y respiró hondo. Quizás era el momento de ir un poco más allá.

—Tienes razón, Harry. Las cosas estaban empezando a torcerse un poco. Varias empresas habían fichado a un buen montón de ingenieros que se dedicaban al desarrollo de nuestros chips. En 2019 tres de los ingenieros que trabajaron en los chips A-series de nuestros iPhone y iPad crearon Nuvia, una empresa que acabaría siendo comprada por Qualcomm a principios de 2021. Gerad Williams III, Chief CPU Architech en Apple, se fue a trabajar allí y se convirtió en su CEO, y también lo hicieron otros 100 ingenieros. Algo parecido ocurrió con Rivos Inc, una startup dedicada al desarrollo de chips con arquitectura RISC V que también hizo que unos cuantos ingenieros sénior de Apple apostaran por dicha empresa. Parece mentira, pero a pesar de ser la empresa más valorada del mundo, el talento se nos escapaba. Tuvimos una fuga de cerebros.

—Exacto. Algo pasaba. Varios medios lo comentaron entonces, y recuerdo un artículo de Anandtech que comentaba cómo esa comparación con la competencia «es algo que no vemos mucho hacer a Apple en sus charlas sobre sus chips». Con los datos que dio Apple entonces («un 50% que el siguiente mejor competidor», que probablemente era el Snapdragon 888), la cosa no prometía, sobre todo porque el A14 ya era un 41% más potente que ese chip de Qualcomm. Eso arrojaba una mejora del 6% entre el A14 y el A15, una cifra bastante pobre para quien antes se había movido cerca del 20% entre generación y generación.

—Recuerdo ese artículo. También hacían otra argumentación válida: que teníamos tanta ventaja sobre nuestros rivales que nos centrábamos en la eficiencia.

—Así era. Y ciertamente los nuevos chips eran más eficientes. Recuerdo perfectamente cómo presentaron el iPhone 13 mini y presumieron de que tenía hora y media más de autonomía de la del 12 mini. Eso era un logro notable, sin duda.

—Desde luego que sí.

El Sr. Cook sonrió. Parecía confiado, pero Harry siempre tenía alguna que otra puñaladita trapera por ahí escondida.

—Lástima lo de su carga rápida de risa y lo de no incluir el adaptador. Ahí, siempre pensando en hacer caja, ¿verdad Sr. Cook?

—Harry, no te voy a descubrir ahora nada nuevo. Hacíamos lo que debíamos para seguir ganando dinero. El usuario siempre podía recurrir a cargadores antiguos, aunque fueran más lento. En Apple teníamos claro que si querías acceder a más funciones, tenías que pagar por ellas.

—Menudos avispillas estaban ustedes hechos —respondió Harry, un poco mosquis—. Pero hay que reconocerles una cosa: al menos doblaron la capacidad de almacenamiento de los iPhone de base: por fin partían de los 128 GB. Como siempre, más vale tarde que nunca.

Mr. Cook volvió a sonreír. Le hubiera gustado haber conocido a Harry antes. Igual le hubiera hecho un poco la vida imposible por meter tantas pullas. Recursos para lograrlo no le faltaban desde luego, pero era un tipo majo. Él no hacía esas cosas. Casi.

—Pues sí, Harry, el A15 fue un desarrollo algo menos ambicioso en cuanto a potencia, pero no me dirás que aquel evento no moló con el tema del modo Cine.

—Debo reconocérselo, Sr. Cook. Aquello moló un montón. Es cierto que otros habían intentado crear ese «efecto bokeh para vídeos» en Android, pero los resultados habían sido pobres. Lo que prometía el Cinematic Mode era estupendo y resultón. Luego tenías que currártelo editando la escena, claro, pero la verdad es que como herramienta creativa aquello molaba un montón.

—Y nos lo copió todo el mundo.

—Bueno, ustedes lo habían copiado antes.

—Ya, pero nosotros copiábamos bien.

—Puede ser, Sr. Cook. Puede ser —dijo Harry sonriendo. Aquel anciano se las sabía todas, ciertamente— .Y ahora, si me disculpa, tengo que irme. He quedado para jugar un Battlefield.

—Claro que sí, Harry, ya nos veremos.

—Delo por hecho.

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5 comentarios en “Harry y las fugas de cerebros

  1. Pepe el Marismeño dice:

    La historia podría finalizar así, dada la pinta de Tim Cook:

    «al echar un último vistazo mientras se iba, Harry vio a Cook sacar un aparato disimuladamente del bolsillo de la camisa y decir entre dientes «donde esté mi Blackberry…»

  2. Pingback: Estos no son los iPhone ni los Apple Watch que estabas buscando | Incognitosis

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