Me comenta un pajarito que hoy había una oferta de trabajo en la cual una empresa buscaba un becario. No diré de qué, ni qué empresa realizaba la búsqueda, pero sí apuntaré que se trata de una empresa que conoce bastante gente y que de puertas a fuera es un referente en su campo en España. Atentos al «de puertas a fuera«, que está en cursivas adrede.
El problema no es que busquen un becario. El problema es que, como ocurre en otros muchos casos, lo que en realidad buscan es un profesional con experiencia pero que quiera estar considerado –y pagado– como un becario. Conozco la empresa en cuestión y sé cómo trabaja, y es una práctica lamentablemente común tanto en ella como en otras muchas que he tenido la desgracia de conocer directa o indirectamente.
Lo de los becarios está muy de moda ahora que estamos en crisis. Es un recurso más como otro cualquiera –EREs, eliminación de pagas extra o congelaciones (y reducciones) de sueldo, etc– en esta época que está dejando nuestro país de lo más alegre en temas de trabajo. El problema es que mucho empresario de palo en estos lares no acaba de entender que el talento se paga. O debería pagarse.
Resulta un poco triste mirar al otro lado de charco y ver por ejemplo cómo por allí se pelean –casi literalmente– por los buenos desarrolladores software, y cómo aquí picar código es poco menos que ser un paria. Allí se rodean de talento, con empresas que realizan procesos de selección brutales y que hacen que los equipos de trabajo estén preparados para cualquier cosa. Aquí reina el copiar y pegar, el pan para hoy y hambre para mañana y el ande yo caliente ríase la gente. Demasiado refranero tenemos.
Lo comentaba ayer con excompis de trabajo, y la conclusión fue la previsible: son lentejas, y no parece haber visos de que las cosas vayan a mejor.
Y claro, así nos va. Muy triste.
La culpa es de los que contratan por una miseria cuando ellos cobran más y más. El sistema lo permite, otra cosa es la ética.
Por éso me hice autónomo y éso que está tan de moda (emprendedor-empresario).
No me arrepiento en absoluto.
Que razón tienes….
Es algo que, por desgracia, conocemos todos los que llevamos años en el sector Javier. Hay otro detalle para mi aún peor: cuando un buen profesional técnico «crece» en una empresa enseguida se pretende reubicarlo en otro puesto con «más responsabilidad» y más lejano a las máquinas haciendo realidad el principio de Peter. No existe carrera profesional para los técnicos que quieren seguir siendo eso: buenos técnicos y nada más pero que se les reconozca su evolución y desempeño.
Y luego, para rematar, tenemos que soportar a gurús académicos diciendo que en España los buenos profesionales «no se encuentran ni debajo de las piedras»… ¡Ay!
Es una situación muy triste y, lamentablemente, cada vez más común, pero creo que desde este lado, el de los programadores, también tenemos nuestra parte de culpa, como se dice en este post: http://blog.koalite.com/2012/02/la-industria-del-software-en-espana-eres-tu/
En España hay mucho programador muy poco profesional, que está metido en esto como podría haberse dedicado a la cría de pollos albinos o a lo que hubiese estado de moda en el momento en que estudió.
Al final eso hace que para las empresas sea complicado asumir que pagar más por un programador es rentable, porque su experiencia con muchos de ellos es que todos son iguales.
Yo creo que tendemos siempre a echar balones fuera en estos temas, pero como colectivo profesional todavía nos queda mucho camino por recorrer.
Te contaría yo de un estudio de arquitectura muy conocido que buscaba «becario»… arquitecto con tres años de experiencia, dominio de dos idiomas, total disponibilidad y firma en dirección de obra por la lujuriosa cantidad de 700€ al mes en 12 pagas. Y lo publicaron en el COAM con un par. Por si sirve de consuelo ;).
A saber que empresa es… Lo que ocurre aquí en España no tiene nombre.