De cuando en cuando uno se encuentra con una película sorpresa, que es lo que me pasó a mi este fin de semana ya a punto de irme al sobre. Echaban «La familia Jones«, una película de 2009 con David Duchovny y Demi Moore que parecía curiosa por la presencia de ellos dos -tanto de Duchovny, que me entusiasmó en Californication, como de Demi Moore, que sigue estupenda y eso que ya tiene sus añitos- pero que parecía aún más interesante por el argumento.
Famila perfecta que se muda a una de esas urbanizaciones americanas para gente bien sin ganas de mezclarse con la plebe. Marido y mujer guapetes, hijos guapetes, casa perfecta, y todas las comodidades. Pero algo pasa. Son demasiado chulis. Demasiado guays. Molan… y ahora mismo no estoy seguro siquiera de que saliese uno de los típicos Mac que salen en casi todas las películas de Hollywood en las que salen ordenadores. Molan tanto que no les hacen falta los Mac. Imaginad.
La película va descubriéndonos cómo esta familia es de pega -no descubro ninguna sorpresa, es algo que se ve en los primeros 5 minutos- y cómo lo que hacen es usar productos de marcas determinadas, presumiendo de ellos y luciéndolos por todas partes… para venderlos con el argumento fundamental de venta en nuestro mundo:
La envidia.
Ellos lo tienen y tú no. Pero puedes tenerlo, así que, ¿por qué no? Ese punto de partida de la película va haciendo que todos los personajes tiren de la cuerda y pasen unas cuantas cosas, que son las que vale la pena ver en la peli. No es una obra maestra, pero al menos es una peli con mensaje, cosa de la que muchas no pueden presumir. Sobre todo deja claro que muchos seguimos inmersos en ese estúpido consumismo que nos hace comprar cosas que no necesitamos y que acabamos comprando por pura envidia. Ni siquiera ya por la que nos puedan dar los demás, no. Por darla nosotros, que es peor.
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