Tecnología

Nada mejor para destacar que rodearte de incompetentes

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Tres han sido los artículos que he podido disfrutar estos días y que tratan básicamente sobre el mismo tema. El del trabajo o teletrabajo y la búsqueda de talento. Dos de ellos están escritos por Jeff Atwood, aunque en momentos muy distintos. Aquel On Working Remotely de mayo de 2010 era tan válido entonces como lo es ahora, y en él Atwood –creador de Stack Exchange primero, y de Discourse después– resumía todo el tema en una frase final que comparto totalmente:

I believe remote development represents the future of work. If we have to spend a little time figuring out how this stuff works, and maybe even make some mistakes along the way, it’s worth it. As far as I’m concerned, the future is now. Why wait?

Por supuesto, antes de esa conclusión Atwood explicaba cómo su creencia en el teletrabajo tiene un requisito imprescindible: la de rodearse de talento. Este crack retomó el tema hace poco en First Round Review, donde publicó el fantástico «Here’s Why You’re Not Hiring the Best and the Brightest» (ahora mismo solo disponible vía Google Cache). En este último post nos cuenta cómo logra trabajar remotamente junto al resto del equipo de Discourse, y cómo ese buen resultado, de nuevo, se basa en buscar talento. En no ceder a la mediocridad. Y, algo que me ha encantado, en la evaluación de la productividad. Aquello de la productivicracia, ya sabéis.

Él titula esa parte de su reflexión como «‘Show your work’ vs. ‘Just showing up‘», y ese es el concepto que precisamente está tan arraigado en nuestro país y que nos condena. El que tantos jefes y gestores valoren más echar horas que sacar trabajo adelante.

El tercer texto, igual de interesante, es el que Sergio Parra, compañero (remoto) de Xataka Ciencia publicaba esta semana. Su «Ley de Joy: la gente más inteligente trabaja en su mayoría para otro (menos inteligente)» que compartí también en Flipcognitosis (esa joya de revista en Flipboard, je) desgrana también esa realidad en la que no solo triunfa el que se rodea de incompetentes: también lo hace el que, siendo un incompetente, logra rodearse de gente de talento a la que suele 1) explotar y 2) desaprovechar en temas absurdos.

La conclusión tras leer los tres textos es clara, y triste, sobre todo cuando uno lo confirma hablando con amigos que te cuentan cómo tanto en las grandes como en las pequeñas empresas la realidad es la misma. Ya lo comentaba en mi «Oda al teletrabajo«. La productividad y el talento no cuentan. Lo que cuenta es aparentar y, por supuesto, tener amiguitos con los que hacerlo. Hay muchas formas de lograrlo, claro. Echar horas, ponerse galoncitos, o ser voluntario para todo pero no hacer nada al final son algunas de ellas. Los empleados tóxicos nos rodean, maldición.

Pero hay esperanza. O eso quiero creer.

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