Fui el primero que aplaudí a Microsoft cuando invirtió en OpenAI. Aquello le permitía empezar con cierta ventaja en la carrera de la IA y beneficiarse en exclusiva de los modelos de la empresa. Parecía una buena estrategia inicial hasta que quedó claro que Microsoft no tenía otra alternativa: de tener la sartén por el mango pasó a dejarle la sartén a Sam Altman.
De hecho, el caos que se vivió con aquel no-despido de Altman dejó claro que Nadella era una especie de personaje marioneta. Se enteró tarde del follón y cuando intentó reaccionar —»vamos a fichar a Sam»— resulta que lo que consiguió fue reforzar aún más la posición de Altman, que volvió en plan Thanos a OpenAI. Me lo imagino diciendo a su vuelta en este plan:

El caso es que Microsoft, que había hecho las cosas bastante bien en la década de los 2010, empezó a meter la pata. Su obsesión con la IA fue tan brutal que lo que empezó con una buena idea e incluso un nombre bastante apropiado («Copilot») se ha convertido en un producto que al menos bajo mi percepción está totalmente en segundo plano. Me pregunto si todo el mundo pensará lo que yo, algo tipo: «Si ya tenemos ChatGPT, ¿para qué usar Copilot, que es como una versión descafeinada?».
Yo, que uso un montón de modelos de IA todo el rato, hace un montón que no uso Copilot. De hecho solo lo usé con cierta frecuencia cuando era la forma de acceder a DALL-E y a la última versión de GPT del momento. Pero OpenAI ya solucionó eso e hizo que ni el uno ni el otro tuvieran demasiado sentido. Y por el camino la relevancia de Microsoft en IA, si es que la tuvo, se ha ido perdiendo.
Puede que me equivoque como ya hice con Sundar Pichai. A él ya le despedí hace meses para luego redimirle hace unos días, y con Satya toca casi también despedirle, porque no para de equivocarse. Lo hizo desde luego cuando se convirtió en el pagafantas de OpenAI, y también cuando fichó a Mustafa Suleyman —el hombre que quiso ser como Jobs— para dirigir la IA de Microsoft. Suleyman no parece tener ni la capacidad ni la visión ni los pocos escrúpulos de sus rivales, y los avances de Microsoft a la hora de crear su propio modelo fundacional han sido de momento muy pobres. Hace poco presentaron la familia de modelos MAI-1 en versión preliminar, pero están de momento totalmente a la sombra mientras que GPT-5.1 y sobre todo Gemini 3 se presentaron a bombo y platillo.
Pero es que precisamente Microsoft debería estar en una posición similar a la de Google. Tiene una infraestructura en la nube tan potente o más que la de Google, tiene dinero y talento (esto último lo supongo) para aburrir, y aun así se mueve a paso de tortuga cuando precisamente ellos no tenían los problemas de Google. Ella depende totalmente de su buscador y su modelo publicitario para ganar pasta y aún así han apostado todo a la IA con sus AI Overviews y su AI Mode, y desde luego parecen estar acertando. Microsoft no tenía apenas relevancia en buscadores, pero lo que ha hecho en Windows 11 y el reto de plataformas no es ofrecer algo chulo, sino agotarnos con copilotos por aquí y por allá y funciones de IA que levantan más sospechas (Recall es un buen ejemplo) que expectación.
Es como si no tuvieran iniciativa propia, o la que tienen no les funcionara. Lo conté hace unos días en Xataka cuando hablé de cómo Nadella había logrado que Microsoft volviese a molar y cómo ese trance en el que han entrado ha hecho que quieran forzarnos a usar funciones de IA en Windows cuando esas funciones no demuestran de momento servir para mucho (o para nada). No uso tan a menudo Windows 11, pero lo que han presentado no acaba de llamarme la atención.
Lo curioso es que a mí no me disgusta la idea de un sistema operativo agéntico. Yo de hecho creo que el Windows y el macOS del futuro deben hacer cosas por nosotros, pero es que la forma en la que está intentando Microsoft colarnos algo así no cuadra y no vende. Quizás sea yo, que desconozco los detalles de esa integración de Copilot en Windows, pero lo único que me provocan esas funciones es pereza (bueno, y algo de desconfianza). Y eso es mala señal.
Lo que necesita Microsoft ahora es emocionarnos un poco. No necesita grandes anuncios, sino algo que realmente funcione y ayude a la gente. Una pequeña función de IA, aunque sea tonta, que nos haga querer usarla. Aunque sea un gimmick, aunque copien a OpenAI con lo de las imágenes estilo Studio Ghibli, pero con otra cosa.
Necesitan algo que funcione.
Y sobre todo, necesitan dejar de meter la pata.
