Uno de los mayores ajedrecistas de todos los tiempos – quizás el mayor si hablamos tan sólo de su talento – murió ayer a la edad de 64 años, tantos como escaques hay en el tablero. Me he enterado hace un ratito de la noticia, y como era de esperar el mejor artículo de los que he encontrado en la prensa es de Leontxo García, probablemente el periodista ajedrecístico más importante de nuestro país, y seguramente uno de los más importantes del mundo. Su editorial es todo un homenaje a un gran maestro del que todos los grandes (y pequeños) ajedrecistas posteriores tomaron ejemplo.
El ajedrez fue una de mis grandes aficiones en la época en que acababa mis años de BUP. Durante algunos años había jugado con amigos y familiares en plan «pachanguero», y acabé tratando de mejorar mi limitado nivel poco a poco. Coleccionaba las partidas que se publicaban a diario en El País (en la sección que llevaba ya por aquel entonces García) y trataba de resolver los problemas de ajedrez del ABC. Algún librito y los limitados programas de ajedrez por ordenador que existían (ChessMaster 2000, qué tiempos) fueron también compañeros de esas horas, pero tras un año jugando en federación me di cuenta que lo mio no era el tablero 🙁 así que poco a poco fui abandonándolo. Sin embargo, siempre he seguido teniendo un ‘feeling‘ especial por el ajedrez, y como todo aficionado conocí desde muy pronto la historia de Bobby Fischer, un prodigio de técnica y creatividad que en tan sólo 10 años en el candelero logró lo que nadie había logrado entonces.
Lamentablemente, su carácter y esa «parte oscura de su personalidad«, como dice García, fueron las que acabaron con su carrera, que tras el legendario campeonato mundial en 1972 ante Spassky se diluyó completamente. A partir de ese momento el Fischer que todos conocíamos y admirábamos desapareció, y en su lugar apareció – y sólo fugazmente – un personaje antisemita, desconfiado y paranoico que nunca fue comprendido. El propio Anand – actual campeón del mundo – lo comenta en otro artículo editorial de El País:
«Fischer es nuestra Marilyn Monroe porque es mucho mejor recordarlo en su plenitud. Ése es el lado bueno de su muerte€.
Para los que no conozcan a la leyenda, recomiendo que veáis una película excepcional: «Buscando a Bobby Fischer», en la figura de este ajedrecista genial sirve como pilar de una historia basada en hechos reales. Un gran homenaje, aún hoy, para el que ha sido probablemente el ajedrecista con más talento de todos los tiempos.
El último párrafo de Leontxo es genial:
«El lado bueno del jugador más carismático en más de 15 siglos de historia del deporte mental incluye un legado tan magnífico como inmortal: sus mejores partidas, que producen en el aficionado una sensación similar a la de la Novena de Beethoven en un melómano. Esas obras de arte no morirán nunca.»
Más artículos recomendados:
Bobby Fischer, Chess Master, Dies at 64 – The New York Times
Reacting to Bobby Fischer€™s Death – The New York Times
Bobby Fischer Is Dead at 64 – The New York Times
Chess legend Fischer dies at 64 – BBC News
Brilliant chess master, world-class eccentric Bobby Fischer dies – CNN