Como periodista técnico, y creo que como cualquier trabajo en el que uno debe valorar, al fin y al cabo, el trabajo de otros, hay que tener un cuidado muy especial al hablar ese esfuerzo. Pero ante todo, hay que mantener una honestidad que no desequilibre la balanza de una opinión que puede influir en un buen montón de gente. Los medios de comunicación son así, y precisamente por ese principio, por el cual uno puede influir en la opinión de tanta gente, hay que ser realmente coherente a lo largo de todo el proceso de análisis y valoración.
La reflexión filosófica viene de la lectura de un artículo recién publicado en Ars Technica. Para quien no conozca este portal tecnológico, probablemente nos encontramos con uno de los medios más críticos y reputados en todo el mundo. Cierto que la frecuencia de aparición de artículos no es elevada, y cierto también que el interés de los mismos suele afectar a un sector reducido incluso en la extensa rama informática. Pero se ha ganado a pulso esa reputación, y lo ha confirmado con el análisis del que estoy hablando.
Hace apenas un mes hablaba sobre la presentación de Aperture a la que había tenido la oportunidad de asistir en Madrid. En aquel momento los de Apple, expertos hombres de márketing, «nos vendieron la moto» afirmando que la aplicación se convertiría en el asistente incondicional de los fotógrafos profesionales. La presentación, impecable, estuvo aderezada con vídeos en los cuales tres fotógrafos consagrados hablaban de su experiencia religiosa con Aperture, como cuando hace apenas un año el iMac G5 se vendió con ese mismo apoyo del famoseo del momento. Y claro, todos salimos de allí con la impresión de que aquello tenía pinta de ser bastante prometedor. Aún así siempre te quedan algunas dudas (como ya reflejé al final del pasado post) que no puedes confirmar hasta que no lo has tenido en las manos. O eso, o te encuentras con una opinión cristalina que deja claro lo que puede dar de sí esta aplicación:
Thanks for coming out Aperture, now get off the stage.
Confío en poquitas webs técnicas, pero si tuviera que poner la mano en el fuego por alguna creo que Ars Technica estaría en ese grupito. Aunque la conclusión final parezca algo exagerada, el autor demuestra su punto de vista con un análisis que me ha dado mucha, mucha envidia profesional. Pero sana, eso sí. Hay que ser muy valiente para ensalzar o echar por la borda cualquier desarrollo en el que tanto el autor como todos los que trabajamos en esto sabemos que Apple y mucha gente ha invertido mucho dinero y esfuerzo. Simplemente, a veces las cosas no salen como se espera. Para eso están las versiones 2.0, y los grandes de la informática lo saben bien. Así que ahora le toca a Apple mover ficha y aprender de sus errores, algo que ya ha hecho en el pasado, como apunta con mucho acierto un lector que comentaba la noticia de esa crítica en Slashdot:
I can say for a fact that DVD Studio Pro and Final Cut were both crap at their release, and a ton of money was spent to market each. Both applications were even bastardize from other venders, and Apple managed to boob them up. Now, they are top notch and the best values on the market.
Una crítica valiente, pardiez.