Tecnología

Xiaomi se ha vuelto demasiado guay (y cara)

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No es que lo de hoy nos pille de sorpresa. Xiaomi llevaba tiempo avisando de que quería SerGuay™: hace dos años presentaban los Xiaomi Mi 10 y los Mi 10 Pro y los precios crecían a lo grande. El fabricante chino que había nacido como el amo de los cholloteléfonos dejaba de serlo definitivamente y jugueteaba con la barrera psicológica de los 1.000 euros.

Lo comentaba entonces en una reflexión en Xataka y la cosa entonces no nos cogía tampoco demasiado despistados. Ya entonces hacía tiempo que Xiaomi había creado dos marcas como POCO y Redmi, y era en esas marcas en las que depositaba todo ese legado de la relación precio/prestaciones. ¿Recordáis esto?

«Si una empresa saca un teléfono-chollo maravilloso un año, el del año siguiente será bastante castaña» (LJTC, Ley Javipas de los Teléfonos Chollo)

Insisto. Lo dije entonces y lo mantengo ahora: es raro que un cholloteléfono aguante con su sucesor convirtiéndose en cholloteléfono también. Con Xiaomi esto ya hace años que no pasa, pero sí tenemos ejemplos ilustres con los POCO, por ejemplo, que son al fin y al cabo los que se han quedado con esa misión.

¿En qué se ha quedado Xiaomi?

Pues en un wannabe de Apple. Antes lo eran en plan gamberro. Copiaban formato de presentaciones e incluso diseño de móviles y lo hacían sin complejos. Sin vergüenza, de hecho. Ahora ya copian otras cosas, como en sus páginas de producto (muy chulas, eso sí) o esa forma de presentar sus cámaras como prodigios de la grabación de pequeños cortos.

Apple lo hizo con sus iPhone 13 y aquello del modo cine —que no parece que haya sido al final tan relevante—. Durante la presentación mostraron un corto en el que el foco pasaba de un prota al otro en un efecto que efectivamente quedaba muy bien. Pues Xiaomi hoy lo mismo: al presentar sus Xiaomi 12 y Xiaomi 12 Pro han usado también una serie de cortos para demostrar su capacidad en estos ámbitos. El tufillo con esencia de envidia malsana (a Apple) era evidente.

Pero es que ahora quieren copiarla también en la estrategia de precios. No lo digo ya por los precios de partida de estos móviles, que son altos, sino por la diferencia con los precios de venta en China y sobre todo por la diferencia de versiones. Precisamente lo comentaba con acierto Antonio Sabán en Twitter:

Y tenía más razón que un santo. Ampliar capacidad sale muy caro, como ampliar RAM (no le veo sentido a pasar de 8 a 12 GB en un móvil así) y el impuesto revolucionario se aplica también como bien decía Antonio en eso de cambiar precios. La evolución del incremento del precio China al precio España ha sido brutal:

Ahí lo tenéis. El Mi 9 tenía una diferencia del 15,24% al comprar en China y luego hacerlo en España. Estos nuevos modelos confirman esa tendencia, porque el Mi 12 Pro (8/256 GB) salió en diciembre de 2021 en China por 4.999 yuan, que son al cambio actual 715 euros. Aquí cuesta 999,99 euros, o sea que sale un 39,85% más caro comprarlo aquí.

Xiaomi quiere SerGuay™, y eso no se puede hacer sin tener PreciosGuays™. Y ojo, porque esa estrategia de SerGuay™ no solo lo han aplicado a los móviles, sino a buena parte de sus dispositivos. Recuerdo con nostalgia cuando recomendaba los portátiles de Xiaomi sin parar.

Dejé de hacerlo en 2019 porque fue entonces cuando quedó claro que los chinos estaban a por uvas en este mercado: muchos otros fabricantes occidentales les estaban superando en equipos con buena relación precio/prestaciones, y de hecho Xiaomi no ha vuelto a hacer nada realmente llamativo en este mercado. O al menos, no de forma que pueda competir con otras propuestas que yo por ejemplo voy añadiendo a los Incognichollos.

Y en este evento de hoy han vuelto a demostrarlo, porque Xiaomi ha querido SerGuay™ con sus nuevos relojes inteligentes, los Xiaomi Watch S1/Active, que cuestan la friolera de 199/249 euros sin plantear nada especial. Lo mismo con sus auriculares Buds 3T Pro (vaya nombrecito), que venden a 169,99 euros. Son PreciosGuays™, pero no por ser guays, ya me entendéis, sino porque son, creo yo, desorbitados. Guays, vaya.

Hubo un tiempo en el que recomendaba Xiaomi sin parar. Compré un Mi 6 y fui feliz con él, y hasta tuve un Xiaomi Mi TV Stick que no estaba mal si hubiera costado la mitad que el Fire TV Stick. Me asombra que Xiaomi siga vendiendo su Xiaomi TV Box a 59,99 euros, cuando ese aparato es una castaña pilonga al lado del Chromecast con Google TV que ayer estaba a 46 euros en ECI (me lo pillé de nuevo para otra tele de casa, por cierto. Hoy está 59,90 euros). Jamás recomendaría el primero porque sé cómo funcionan uno y otro: no hay color.

No sé de qué va Xiaomi. Los consumidores no somos tontos, y no tengo nada claro que vayan a vender todos estos dispositivos de forma exitosa. No porque no estén bien, ojo. Todos ellos tienen su aquel. El problema es que no valen lo que cuestan, y en este mundo sólo hay una empresa de tecnología que haya logrado vender sus productos más caros de lo que realmente deberían ser. Esa empresa está a años luz de Xiaomi. Por recursos, por calidad de sus productos y, desde luego, por un ecosistema que es estupendo. Bueno, lo es si te gustan los jardines amurallados y las lentejas.

Esa empresa es Apple. Ellos sí saben cómo es eso de SerGuay™.

Y señores de Xiaomi, ustedes no se parecen a Apple por mucho que lo intenten. Son una copia barata, y quieren ser una copia (igual de) cara.

Mal.

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