Tecnología

Vivan los Wuolah del mundo

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Peces, repetidor él, era medio majo. El tío iba adelantado en otras cosas, pero desde luego no en tema estudios. Me tocó al menos un curso (no recuerdo si dos) sentado al lado, y de él recuerdo una cosa en especial: no tomaba apuntes de la pizarra: copiaba directamente los míos.

A mí no me importaba demasiado: me iba bien en BUP —cómo cambiaría el cuento en la Facultad— y como digo, el tío era medio majo. Qué habrá sido de él. El caso es que lo de Peces con mis apuntes era un poco descubrimiento para mí: en el cole (tanto EGB como BUP) siempre me basté a mí mismo, y que yo recuerde jamás le pedí apuntes a nadie de nada.

Pero como digo, el cuento cambió en el infernal Campus de Montegancedo, donde viví en mis carnes eso de que unos buenos apuntes podían ser un salvoconducto al éxito académico. Había gente que te los pasaba sin problema y otros que no. Entre los que no, recuerdo con especial cariño asco está aquel personaje, llamémosle Pepito Villuelas, que era tan bajito como capullo. Lo conté ya antaño: yo, que era de ir a clase siempre (o casi), ayudar a los compañeros siempre (o casi) y de dejar los apuntes siempre (o casi), los intentaba pedir poco. A este pollo daba igual lo que le pidieras. Su frase preferida era «No tengo ni idea» . Me suena que alguno de mis viejos lectores me dijo que le conocía. Yo básicamente le dije que el mundo es un pañuelo y que si le veía le diera una colleja de mi parte. Y si le preguntaba que por qué se la daba, que le dijese «No tengo ni idea».

Pero me estoy desviando del tema. Los apuntes circulaban mucho en la facultad. Había algunos que iban traspasándose casi como de generación en generación: nadie sabía a ciencia cierta de quién eran, solo que oye, los tenía mogollón de gente y por lo visto eran buenos. Lo primero solía ser cierto. Lo segundo, no necesariamente.

El caso es que han pasado cerca de 20 años de aquel tráfico de apuntes y ahora leo con sorpresa la historia de Wuolah, el servicio que se han inventado cuatro chavales de Sevilla y que precisamente resuelve el problema: la gente sube apuntes a la plataforma y tú, si los necesitas, te los descargas. No he entrado en la plataforma y no sé si hay puntuaciones de los apuntes cual opiniones de Amazon, pero supongo que en la plataforma habrá de todo, apuntes mejores y apuntes peores.

El problema parece que está en que también hay apuntes que no lo son: lo que son en realidad son las presentaciones en PowerPoint que cuelgan los profes, y que acaban también siendo compartidas en la plataforma sin más. Los que suben apuntes acaban cobrando algo de dinero por esa labor, y ahora algunos profesores se han quejado: a ver qué va a ser esto: los chavales que suben apuntes cobran pero los profes «verdaderos gérmenes de ese contenido», ¿no? Caracoles.

La queja me parece bastante lamentable, sobre todo porque como decían muchos usuarios que le contestaban directamente o lo hacían en otros hilos, el problema es que los profesores ya cobran por su labor, que además debería ser suficiente para que los chavales aprendiesen lo que tienen que aprender («No hay malos alumnos…»). Habrá desde luego mejores y peores presentaciones o exposiciones en clase. No conozco yo a ningún Steve Jobs de la enseñanza, pero uno sabe a los 2 minutos si un profesor es o no bueno enseñando: si no lo es, unos buenos apuntes dan la vida. Por cierto: al brujulear para escribir del tema me encontraba con una reflexión sobre Wuolah que venía de un profesor bastante pragmático: me ha gustado leerle, así que aquí tenéis su texto.

Evidentemente algunos alumnos se lo ponen realmente complicado a los profesores y simplemente no tienen ganas ni voluntad de aprender. Sea como fuere, ese es otro debate: hay buenos y malos profesores y hay buenos y malos menos buenos alumnos. Lo que se debate aquí es si quienes se curran los apuntes (si realmente se los han currado, ojo, que de todo hay) deberían poder cobrar por ellos.

Yo digo que sí. Rotundamente, además. Están currándoselo en primer lugar para poder estudiar mejor ellos, pero si además ayudan a otros alumnos, pues miel sobre hojuelas. Mucha gente es capaz de completar lo que explica el profesor de una forma útil, y si comparten ese conocimiento y alguien quiere recompensarles, bienvenido sea. Aquí, un pequeño pero importante inciso: bien por esa labor de compartir conocimiento, pero mal si Wuolah se usa también (como he visto por ahí) como repositorio de prácticas para que la gente las copie y no tenga que currárselas.

En Wuolah de hecho acaban entrando en el debate y dando razones potentes para «compartir conocimiento», y estoy bastante de acuerdo con todos sus argumentos:

Yo hubiera sido feliz con Tinder Wuolah en mi época. No lo teníamos, así que tirábamos de lo que teníamos. De esos apuntes que pasaban de generación en generación, fueran malos o no, y por supuesto de mecenas del conocimiento como aquel pequeño capullo del «No tengo ni idea».

Como decía alguien en Twitter, Wuolah es una herramienta, sin más. Una que puede ser muy bien usada (y que probablemente también acabe siendo usada mal). A mí, a priori, me parece un inventazo, así que con sus luces y sus sombras solo puedo decir que me parece una ideaza. Esperemos que no se corrompa.

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20 comentarios en “Vivan los Wuolah del mundo

      • Francisco Branch dice:

        De eso se quejaban los profesores, de que subieran directamente sus materiales y no los apuntes elaborados.

        Hay que recordar la ley de propiedad intelectual.

        Reducir el debate a un sólo tuit es simplificar demasiado. En esto hay demasiados grises, como en la vida misma. No todo es blanco o negro.

      • Como dice Antonio un poco más abajo, lo profesores también han basado su trabajo en otros anteriores (por no decir en los Newton, Gauss, Fourier, Leibnitz, etc. del pasado), así que igual deberían repartir sus teóricos ingresos con ellos también.

        Entiendo que si ellos preparan unos apuntes estupendos no haría falta que los alumnos se los curraran. Si alguien encuentra valor en esos contenidos «enriquecidos» me parece perfecto.

    • Ana dice:

      Leyendo los dos artículos de la web del profe de física que ha enlazado Javi, parece una mezcla entre el Rincón del Vago y un grupo de whatsapp o telegram, es decir, parece que permite organizar la información por centro/curso/asignatura, con lo que la búsqueda se facilita para centrarla en tu profesor y el curso que estás estudiando, no sé si hay mensajería y opción de grupos, pero es bastante probable que puedas hasta crear un documento para compartir los ejercicios de tu curso si el profesor los cambia de un semestre a otro, y que los estudiantes se repartan dicho documento y lo vayan completando en modo colaborativo.
      Me han parecido bastante interesantes los dos artículos publicados por el profe de física al respecto de dicha web, así como cuatro artículos con reflexiones sobre el cambio en la universidad con el COVID, desde el punto de vista de si es transitorio o permanente.

  1. David Folch dice:

    En Zaragoza en las grandes copisterías de al lado del campus, existía los que llamaban «comisión de apuntes». Un par de los teóricamente mejores estudiantes preparaban los apuntes de la asignatura, los pasaban a máquina de escribir (!!!!!!!) y se los venfían directamente a la copistería, al precio de 20, 50 o 100 pesetas cada folio (no recuerdo precio). Luego la copistería vendía esos apuntes, y era tan sencillo como ir allí y decir: «dame los apuntes de derecho canónico».

    Por supuesto, en las diplomaturas pequeñas como mi electrónica industrial no existían, pero sí en Derecho, Medicina, Veterinaria y compañia.

    Hasta wuolah estaba ya inventado en 1993.

    Abrazos…

  2. Antonio dice:

    Decisión Salomónica para mi: si es el propio profesor el que sube los apuntes, que cobre por ello. Pero dos apuntes, nunca mejor dicho:

    Los profesores suelen fusilar libros de terceros en sus clases, o se basan a su vez en las clases que ellos mismos recibieron. Puestos a repartir, estos también deberían cobrar no?

    Y yo en la facultad estaba hasta las narices de ir a clase para eso, para tomar apuntes, cosa que no aportaba nada. No sería mejor a principio de curso que los propios profesores repartieran unos apuntes y un buen número de casos prácticos ya resueltos y emplear las clases para debatir, responder dudas?

  3. Land-of-Mordor dice:

    Si los profesores quieren mantener la autoría de su trabajo, tan sencillo como ponerlo a disposición de los alumnos de manera sencilla, que algunos parece que tienen su presentación guardada en una memoria usb cifrada, que sólo conectan a su portátil para la clase. Si a través de los medios que provee la universidad (en el instituto esas cosas no pasan) es fácil acceder a presentaciones, apuntes y material de cada asignatura, los alumnos no van a buscarlos a otro lado. Buscarán otras cosas, pero no el material que desde el primer momento debería estar disponible para ellos directamente.

    • Ana dice:

      De hecho en la universidad tuve un profesor que hacía algo parecido a eso en sus clases: Nos pasaba sus apuntes y ejercicios y la clase la dedicábamos a resolver un ejercicio nosotros por turnos ejerciendo la labor del profesor.
      Hubo muchos que se quejaban del método, pero para mi sirvió para saberme el tema que me tocó resolver (y los que estaba de suplente si el titular no se presentaba) de pe a pa, y llevar el curso bastante al día por si acaso te tocaba aunque no estuvieras preavisado, si no tienes un miedo escénico paralizador, el miedo a hacer el ridículo en la pizarra delante del resto de la clase te motiva a estudiar. También ayudaba que la asignatura me gustaba, claro.
      También tuve otro profesor que nos pasó una lista muy larga de ejercicios para la asignatura, yo los resolví casi todos (creo que me quedaron un par o así bastante enrevesados sin resolver) porque la asignatura me gustaba y dediqué una buena parte de mi tiempo ese año sólo a esa asignatura y fotocopias de mis apuntes con los ejercicios circularon a partir de ese curso por la universidad (era el primer año que ese profesor impartía la asignatura).
      Lo de utilizar fotocopias de apuntes de alumnos de cursos pasados existe desde que se crearon las copisterías, de hecho, tíos míos profesores de instituto, cuando se popularizaron los ordenadores en el 2000, exigían que los trabajos se entregaran escritos a mano, para asegurar que al menos los alumnos se leían lo que copiaban de la wikipedia.

  4. Jher dice:

    En mi carrera (medicina) era frecuente hacer comisiones de apuntes de 20-30 personas que se repartían las clases. Posteriormente, cada uno subía sus apuntes a la nube para que lo usaran los demás. En mi último año (ya con menos carga lectiva) un amigo y yo hicimos una comisión así entre nosotros dos y al finalizar el curso cedimos todos los apuntes a los de un año menos. Hace poco, vi que alguien los había subido a Wuolah.
    Comento esto como reflexión sobre Wuolah: una página web que es una buena idea pero que en cierto modo sirve para «acabar» con ese espíritu altruista existente en muchas facultades a cambio de cuatro perras para los «autores»

    • Francisco Branch dice:

      Es el peligro de que se convierta en «El rincón del jeta».
      Pedir subir algo de material propio para poder descargar lo que hay colgado sería una buena opción. Así se contribuye: aprovechas el trabajo de los demás y otros aprovechan el tuyo.

Comentarios cerrados