Tecnología

Mamá, de mayor quiero ser youtuber

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Ayer mi hermano me mandaba un enlace con la noticia del chaval de 16 años que había ganado 3 millones de dólares en la Fortnite World Cup. «Voy a meter al peque en esta movida. Es tontería que estudie», me dijo.

Yo le seguí la broma. «Claro», le contesté. «O youtuber. Es igual de fácil llegar arriba, no hay casi nadie intentándolo. Más que futbolistas, campeón».

El comentario iba medio en broma, insisto, pero supongo que a él le dolió un poco en la patata, porque quiso ser futbolista (yo fui más realista ahí) y no le importaría que mi sobrino lo fuese. El problema es que el enano tiene tantas opciones de llegar al primer equipo del Atleti -nos ha salido indio- como las tuvo su padre. Más bien ninguna. Bueno, o poquitas. Pero es que para llegar a hacer lo que ha hecho el chaval de Fortnite -helo aquí abajo con el trofeo- tiene menos.

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La razón es simple: hay bastante menos gente de la que parece ganándose la vida con los esports. Puede que eso cambie en el futuro, pero la estructura actual es relativamente pequeña -nada que ver con lo que mueve el mundo del fútbol- y diría que lanzarse a hacerse jugador profesional de esports es, como poco, arriesgado. Lo decían aquí, y es que aunque las cifras son mareantes -400 millones de espectadores, casi la mitad frecuentes según Statista– ese mismo artículo de antes hablaba de que en todo el mundo hay unos 1 000 profesionales ganándose la vida jugando al League of Legends. Hay gente que gana mucha pasta, y aquí los paralelismos con los deportes de toda la vida son notables: a pesar de mi talento, es tarde para que me haga jugador profesional de Battlefield 1. O de FIFA, del que en cierto momento llegué a pensar que podría servir para sacarme de pobre. Iluso de mí.

Y lo mismo para el mundo de los youtubers. En los últimos tiempos asisto a ruedas de prensa en las que además de medios generalistas y medios especializados acuden también youtubers y twitchers. Chavales normalmente con veintipocos años que han logrado ganarse la vida con sus audiencias y que son la inspiración de otros millones que querrían hacer lo propio. Diría que si pones empeño puedes lograr sacar un dinerín, pero no me fliparía demasiado: con 1,4 millones de suscriptores el sueldo medio es de 17.000 dólares según este estudio. Y tener 1,4 millones de suscriptores es tener muuuchos sucriptores.

Luego, claro, está el discurso moralista. El de que ganarse la vida jugando o haciendo el moñas en YouTube o Twitch no es ganarse la vida. Yo lo veía así hace tiempo, pero esa actitud de cascarrabias neoludita -resistencia pasiva a ciertos cambios tecnológicos- es bastante estúpida. Comprendí que esa gente no hace el moñas: entretiene. No a mí, claro, pero sí a millones de chavales y chavalas con los que no comparto demasiado -desde luego, no el humor- pero que para bien o para mal (argh) son nuestro futuro. Y si se entretienen así, pues perfecto. Ellos dirán lo mismo de la gente que ve fútbol (¡es mucho mejor ver eSports!) o que sale de caza (¡asesinos!) y ve vídeos, yo que sé, de halterofilia. Pero hay gente a la que le molan esas cosas y se entretienen con ellas igual que la hay (y bastante más) haciendo fotos y vídeos de comida o de niños jugando con juguetes o de ellos jugando a Fortnite y tratando de ganarse la vida así. Si lo logran y son felices -y no perjudican al prójimo-, fantástico.

Y sin embargo es inevitable no mirar al pasado con cierta nostalgia. El 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna -casi me da vergüenza no haber hecho post al respecto, pero al menos compartí cositas en Twitter interesantes- hizo que se produjeran un buen montón de homenajes y reflexiones, y entre ellas me apunté una que me inspiró esta entrada de hoy.

Su título, ‘More Kids Want to Be YouTubers than Astronauts Because Obviously‘ lo dice todo. Es un alegato contra ese cambio que ha hecho que de aquel «mamá, de mayor quiero ser astronauta» de nuestros padres pasáramos al «mamá, de mayor quiero ser futbolista» y, años después, al «mamá, de mayor quiero ser youtuber«.

Los modelos y referentes cambian, y me temo que lo hacen a peor. De que Neil Armstron o Buzz Aldrin fueran la inspiración de los adolescentes (Collins no, que era chófer, no astronauta, me he visto 10 veces el monólogo de arriba) hemos pasado a que lo sean Cristiano (Dios mío) o Messi. Y ahora ni ellos importan. Ahora los chavales quieren ser como PewDiePie o El Rubius. Y con las chicas, más de lo mismo: el ‘mamá, de mayor quiero ser instagrammer‘ es otro clásico de hoy en día que permite vivir esa vida de pseudo-ensueño virtual de la red social que más odio con diferencia.

Que oye, no está tan mal. Al menos no quieren ser políticos. Aún tenemos una oportunidad, supongo.

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6 comentarios en “Mamá, de mayor quiero ser youtuber

  1. Lambda dice:

    Pues hombre, es lo que tiene una sociedad con entretenimiento ubicuo («titty-tainment» dijo algún leído en pitinglish), que parece más facil vivir de algo que ves a menudo como «cool» que de algo más raro, épico o incluso «carca» 😛

    Los críos son como esponjas, absorben con facilidad eso. Un poco de responsabilidad en eso sí que tenemos, los adultos. De todos modos siempre habrán críos con la cabeza sobre los hombros, más amueblada, ésos son los que nos sacarán adelante (como buenamente puedan, pardiez). Aunque no sean los que se metan en lo de «Mars One» xD /s…

    Un saludete y feliz verano!

  2. Land-of-Mordor dice:

    «…Al menos no quieren ser políticos. Aún tenemos una oportunidad, supongo…»

    Y ese es el problema. Nadie «normal» quiere ser político, sólo aquel que va buscando el propio enriquecimiento. Y así nos va. Mientras menos implicada está una sociedad en la política, más corrupción atesora la vida pública.

    • Lambda dice:

      Em, politicos no, per sé. Lo que hace falta es una sociedad civil digna de tal nombre… que sepa organizarse al margen de los políticos. Ésa es la mejor forma de que aparezcan luego políticos de más talla, al ver que no los dejaremos en la estacada con un «qué hay de lo mío», o sencillamente, sabiendo que hay «vida inteligente» con dos neuronas que los apoye, con un proyecto político duradero. Si no se da eso, pues se dedicarán a cosas más provechosas para ellos mismos y sus allegados, porque la vida es corta como para complacer a una población olvidadiza, ingrata y caprichosa… las cosas como son.

      Primero los cimientos, una sociedad civil cohesionada y articulada, que empuje por sí misma. Luego si eso, lo demás. Porque sino seremos un «Todo para el pueblo, sin el pueblo» muy ilustrado y tal, pero cínico a rabiar.

      «Hace falta toda la aldea para educar a un niño», y lo mismo aplica para el futuro político del país.

      Perdón por el tochaco.

  3. Ser youtuber o ganar dinero como parte de la actividad social en las redes, es como pretender hacer una montaña de arena, con arena de playa… tarde o temprano, habrá granos que caigan por la propia fuerza de la gravedad, y dicha torre solo se mantenga conceptual y extructuralmente, pero no en su concepto esencial.

    En referencia a tu articulo en xataca sobre la inteligencia artifical, decias esto:
    ‘No solo eso: esa inteligencia artificial general no sería una especie de gran unión de inteligencias artificiales débiles, cada una para resolver un problema: dicha inteligencia artificial general sería capaz de realizar juicios y razonar ante una situación de incertidumbre —a partir del aprendizaje y el entrenamiento—, además de comunicarse en lenguaje natural, planificar o aprender. ‘

    El paso intermedio entre la singularidad y lo débil, parece quedar bien acotado en ese artículo, pero en lo referente a lo conceptual, no estoy demasiado conforme. Las inteligencias débiles pueden acabar sumando una inteligencia conceptual. Es cierto que una inteligencia general no es la suma de las débiles, pero si que es el balanceo de los diferentes campos conceptuales que una mente humana pueda llegar a desarrolar. Otra cosa diferente es que esa IA sea consciente de sus propios conceptos, entonces ya hablaríamos de una teoría de la mente.

    Balancear los conceptos requiere de un deep learning muy distinto a lo ya conocido hasta la fecha.

  4. Héctor Quispe dice:

    Una amigo me dejó frío cuándo le conté del éxito de los youtubers… me dijo: «Eso no es un trabajo, ¿te sentirías realizado haciendo algo así?…

  5. Pingback: Los streamers son los nuevos astronautas

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