Tecnología

Me caes gorda, Nintendo

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Venga, lo digo abiertamente. Sin pelillos en la lengua. Mi relación con Nintendo fue prácticamente inexistente en mi niñez y mi juventud. No recuerdo haber visto una NES o una SNES en toda mi vida, y solo atisbé la teórica magia de la empresa nipona en aquella Game Boy que acaba de cumplir 30 años y que tenían unos niños con los que nos íbamos a esquiar.

No me pareció nada del otro jueves, la verdad. Pero claro, cuando vi aquello yo tenía un Amiga 1200, así que la Game Boy, por muy portátil que fuera, a mí me parecía cutre a más no poder. Era algo así como la “Súper Game & Watch”, por aquellas maquinitas de los 80 que, ojo al dato, también habían sido creadas por Nintendo. Cuando la Game Boy llegó al mercado a mí me dio la impresión de que ya se le había pasado el arroz. Una vez más fui un profeta: vendió casi 120 millones de unidades. Ele JaviPas.

Nunca he entendido por tanto esa veneración con todo el universo nintendero. Ninguno de sus personajes me llama la atención, y aunque entiendo que sus juegos son otra cosa y tienen otras virtudes, no estuve expuesto a aquello y nunca me atrapó. Solo hay una excepción: la Wii, que tuve durante dos o tres meses para acabar vendiéndola de segunda mano tras confirmar que aquello tenía su gracia, pero no era para mí.

Desde entonces mi relación con Nintendo ha sido de indiferencia e incluso de incomprensión ante el éxito de consolas como la Switch, a la que yo le vaticinaba un fracaso estrepitoso pero que ha demostrado ser todo lo que los aficionados esperaban y mucho más. Un buen concepto que desde luego tiene personalidad y que parece que funciona. No es para mí, insisto, pero está claro que es para mucha otra gente. Bien por ellos, sobre todo teniendo en cuenta que cuando la sacaron muchos daban (dábamos) por muerta y enterrada a Nintendo. Mola cerrar bocazas.

Nintendo tiene muchas cosas buenas, lo admito. Es diferente y se aparta de la carrera de Sony y Microsoft, que van a otro rollo con sus máquinas y con sus juegos. Con Nintendo juegas de otro modo, así que tener esa opción es fantástico y hay que admitir que las creaciones de Nintendo tienen algo de encanto (mucho más para sus fans, claro). Además tienen el mérito de no haber renunciado a su filosofía y no haber ido por el camino fácil que por ejemplo podían haber tomado tras el (relativo) fracaso de la Wii U. Podían haber hecho una consola “normal” para competir con la PS4 o la Xbox One, pero no, se sacaron de la manga una Switch que volvió a darle una vuelta de tuerca a este mercado. Insisto, bien por ellos.

A pesar de todo eso, sus últimos movimientos han hecho que Nintendo me caiga gorda. Todo se debe a su inmisericorde actitud con la piratería, pero es que aquí Nintendo se ha convertido en una talibán de esta particular guerra santa. Entiendo, comparto y respeto su intento de evitar que violen su propiedad intelectual actual, la que hace daño a sus beneficios y su marca.

Lo que no entiendo, no comparto y no respeto es perseguir a quienes solo buscan preservar la magia en el mundo de la emulación. Nintendo no permite que nadie juegue con sus juegos de hace 30 o 40 años salvo que tenga perfectamente conservados la máquina y el juego que pueda dar acceso a esa experiencia. Y una vieja tele, y los cables, y los adaptadores, y, en fin, un conjunto de cosas que hace prácticamente imposible acceder a esos viejos juegos y experiencias.

¿Qué sentido tiene hacerlo? ¿Qué daño hace esa gente que probablemente sea la que con más pasión siguen a Nintendo? ¿Por qué vetar todo indicio de violación de la propiedad intelectual, cuando lo que haces con eso es dañar tu imagen de empresa?

No lo entiendo. No acabo de captar qué daño pueden hacer un grupo de friquis que prefieren jugar a juegos (o crearlos) de máquinas de hace 30 años que hacerlo con el Fortnite. Es curioso, porque ellos son la maravillosa excepción a una fiebre que ha conquistado a casi todo el mundo, pero Nintendo no les deja que disfruten de esa alternativa. Bueno sí, pueden hacerlo si tienen una máquina original con toda su parafernalia o si se compran una NES Classic Mini, un mal sucedáneo que solo sirve para que Nintendo también tenga el control sobre la nostalgia.

¿Por qué? Por codicia, claro.

Es la única razón que se me ocurre para que Nintendo actúe así. Para que esta semana haya perseguido hasta el ridículo las descargas de una versión pixel-perfect del ‘Super Mario Bros.’ para el Commodore 64. El chico que la había programado había dedicado parte de los últimos 7 años de su vida a crear ese ‘port’ del juego original. ¿Qué daño podía hacer esa versión, que solo se podía jugar en el C64 o en un emulador? ¿Cuánta gente cree Nintendo que lo iba a jugar? ¿100 personas? ¿1.000? ¿10.000?

¿De verdad esas 10.000 personas son una amenaza para Nintendo? ¿Qué daño puede hacer que disfruten de esa versión, del trabajazo de ese chico, y compartan luego esa experiencia mágica haciéndole publicidad gratuita a Nintendo?

Actualización (29/04/2019): Entrada recuperada, los comentarios, me temo, se han perdido para siempre.

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1 comentario en “Me caes gorda, Nintendo

  1. Jose dice:

    No entiendo la pataleta, sinceramente. Nintendo protege lo suyo, igual que TODAS las empresas tecnológicas hacen lo propio.

    ¿Dónde está la novedad?

Comentarios cerrados