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46 castañas

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Que el titular no os engañe. No es la edad, queridos y queridas: mi memoria, ya lo dije en alguna ocasión, es un pequeño desastre. Lo digo porque hace tiempo leí en algún lado una entrevista. No me acuerdo ni de cuando ni de dónde lo hice, y tampoco quién era el entrevistado. Eso sí: recuerdo lo que decía.

Nadie debería celebrar su cumpleaños después de los 11 años.

Es raro que no recuerde al entrevistado porque aquello me pareció una soberana estupidez y yo soy de recordar muy mucho a los que dicen estupideces. Que hay gente para todo, claro, y que puede que ciertas situaciones personales no permitan celebrar esos cumpleaños. El caso es que yo sigo celebrándolos como si tuviera 11 años. Con muchas incertidumbres y pocas certezas. Y con globos, que de eso se encargan mis niños y mi mujercita.

Y como si tuviera 11 años, con el salto del tigre, ele. Por ahora puedo seguir haciéndolo como un campeón. Me encanta enseñar estas fotos a los amiguetes y conocidos, porque la mayoría miran la foto, me miran a mí y luego vuelven a mirar la foto como diciendo. «Nah, es imposible que hayas pegado ese brinco, avispillas«. Pues sí, puedo, aunque el truco esté en cogerla a tiempo (y mi depurada técnica, claro). Cuando no pueda igual ya empezaré a preocuparme, pero hoy por hoy hacer un poco de Bruce Lee sigue funcionando.

Dicho lo cual, año una vez más estupendo en lo personal y en lo profesional. Pocos pero buenos amigos —diría que es difícil que se puedan tener muchos buenos o pocos malos— y una familia de marco de fotos Hofmann, ya sabéis. Somos todos reguapos, y no solo por fuera, creo yo, aunque claro, no soy parcial. No hablo mucho de ellos salvo en modo historieta —ya sabéis, ahí está siempre al quite la célebre Sally (¡pipi!)—, pero son mi faro y mi norte. La razón última de que al final todo sea como es de estupendo.

Es cierto que la vida tiene sus cositas y no todo han sido alegrías, coñe, que esto no es Instagram, pero de las cosas malas uno tiene que quedarse con el aprendizaje y tirar, y como aquí las luces siguen siendo muchas más que las sombras, que el ritmo no pare, señores.

Me gusta especialmente contar que cumplo años por aquí
(lo hice a los 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 404142, 43, 44 y 45): es como un pequeño autohomenaje personal que me encanta compartir con los y las que me leéis, sobre todo porque me acompañáis un ratito muchos días, y eso se agradece. Siempre me sorprende que esto se lea y guste (más o menos), así que gracias por la compañía, queridos y queridas.

Que cumplamos más todos juntitos. Y si es con saltos del tigre, mejor que mejor.

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9 comentarios en “46 castañas

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