Tecnología

Wallapop y el peor chat del mundo

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Creo que alguna vez puse un anuncio en el Segunda Mano para vender algo. A saber qué. Era antes de internet, claro. No hace tanto, y sin embargo parece que hace siglos. Qué antiguo, ¿no? ¿A quién se le ocurriría poner un anuncio en un periódico para vender algo de segunda mano?

Pues se le ocurría a mucha gente, y de hecho seguro que los que me leéis y vivisteis esa época recordaréis que el Segunda Mano se convirtió rápidamente en el libro gordo de petete de los revendedores de productos. Era un periódico (aunque no lo fuera estrictamente) con una cantidad de páginas asombrosa que acabó teniendo ediciones especiales ciertos días de la semana. Había varios colores para según qué días, pero no recuerdo exactamente de qué iba el tema.

El caso es que como a tantas otras, a Segunda Mano se le olvidó mirar qué pasaba a su alrededor. Con internet comenzaron a surgir sitios que permitían lo que hacía ese periódico, pero de forma más cómoda. Craiglist fue (creo) el detonante en Estados Unidos, pero en realidad eBay se convirtió pronto en el verdadero referente si alguien quería vender algo, sobre todo por el atractivo de esas pujas que hicieron que fuese posible conseguir algún que otro chollo si uno era avispadete. Aún funciona aquello de los snipers, los programas que permitían automatizar las pujas para que tuvieras muchas más opciones de lograr llevarte el producto al precio que querías. Aquello era una ciencia, y supongo que en parte sigue siéndolo.

Pero a eBay se le pasó el arroz también, y como al Segunda Mano diría que se le olvidó mirar quien venía detrás, algo terrible teniendo en cuenta que ellos fueron quienes aprovecharon ese mismo error en otros. Así es como hoy en día tenemos a Wallapop donde lo tenemos. El servicio de compraventa se ha convertido en absoluto protagonista, y solo MilAnuncios le hace sombra. Sin tener datos mi sensación es la de que el negocio de Wallapop es muy superior al de MilAnuncios por el papel absolutamente protagonista que el móvil tiene en Wallapop. Combinas eso con el tema de la ubicación (filtra productos mostrándote siempre los que más cerca están de ti) y bingo, receta ganadora.

Y sin embargo, a Wallapop se le escapan un montón de cosas. La más obvia diría que es la de su propia aplicación de chat, que invita a todo menos a utilizarla. No sé si habéis usado Wallapop alguna vez, pero lo normal es que os ocurran dos cosas: una, que viajéis como por arte de magia a Españistán. Ya sabéis, ese país maravilloso en el que tú pones precio a un producto pensando que ya está bien y la gente te abre un chat con un número, sin más: normalmente, la mitad del precio al que tú has puesto tu artículo. Debería haber un sistema de karma no solo tras vender el producto, sino también tras las conversaciones con esos cracks.

La otra cosa que te ocurrirá es que no querrás chatear en Wallapop. Diría que en el 99% de los casos las notificaciones no funcionan, así que si alguien se pone en contacto contigo no te enterarás hasta que recuerdes que efectivamente tenías un producto en venta. Buena parte de los chats que he mantenido para poner a la venta algo (tras evitar a los gurús españoles del regateo) acaban igual a las tres frases: «Oye, mejor por Wassap, mi móvil es este«. Por que la gente no escribe WhatsApp, queridos, pero esa es otra historia. Como digo, el sistema de chat de Wallapop es tan malo que no entiendo cómo una aplicación tan popular puede tener tan mal concebido un apartado fundamental.

Y luego, claro, están los fraudes. En estos últimos tiempos me está dando un apretón y cotilleo ofertas del P20 Pro allí por si acaso. No creo que me lo pille, pero oye, yo pico. Total, que me cruzo con un tipo que lo vende a 350 euros (precintado y con la cámara 360) en Pontevedra. Venga ya, imposible. ¿Pico? Pico.

Lo primero que me dice, claro, es lo de que pasemos a WhatsApp. Me da su móvil y empieza la conversación, que a grandes rasgos es un «dame tus datos y hazme la transferencia rápido». Le pregunto cosas, le pido más datos, fotos que certifiquen que efectivamente lo tiene (alguna con esa conversación de WhatsApp de fondo), condiciones, etc. El tipo no sale del discurso: tú dame tus datos y hazme la transferencia. Le digo que necesito más garantías: aquí el amigo no tenía nada en Wallapop de antes, su primera venta. Esto huele a chamusquina, y claro, en cuanto empiezo a apretarle, desaparece del mapa.

Para cualquiera con dos dedos de frente una situación así muestra claramente que el tipo es un estafador, pero me puedo imaginar cuánta gente con más prisa, menos recursos o menos conocimientos cae en estas cosas. La cosa es preocupante cuando la gente que estafa se lo curra bastante más que este pollo, y de hecho hay muchos casos que han dado lugar a diversos artículos para evitar esas estafas.

Una lástima, porque ciertamente Wallapop hace cosas bien. La web no está nada mal y por ejemplo desde ella también es posible denunciar y reportar fraudes o sospechas de fraudes, pero como digo hay temas que en una aplicación móvil de esta entidad deberían funcionar mejor. Eso no evitará que los españistanistas surjan por doquier, pero al menos los que tratamos de usar Wallapop de una forma coherente estaremos más tranquilos.

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4 comentarios en “Wallapop y el peor chat del mundo

  1. Un poco de filtrado adicional en las búsquedas o suscribirte a ellas para saber cuando hay nuevos resultados o algo cambia de precio no estaría mal.
    Aunque el Infierno chat! Y los avisos solo cuando abres la App

Comentarios cerrados